CEC 557-560: la entrada de Jesús en Jerusalén
CEC 602-618: la Pasión de Cristo
CEC 2816: el Señorío de Cristo obtenido por medio de su Muerte y Resurrección
CEC 654, 1067-1068, 1085, 1362: el Misterio Pascual y la Liturgia
TEXTO BIBLICO
DOMINGO DE RAMOS
Año "A"
EN LA PROCESIÓN DE RAMOS
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 21, 1-11
Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos, diciéndoles: «Vayan al pueblo que está enfrente, e inmediatamente encontrarán un asna atada, junto con su cría. Desátenla y tráiganmelos.
Y si alguien les dice algo, respondan: "El Señor los necesita y los va a devolver en seguida"».
Esto sucedió para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta:
«Digan a la hija de Sión:
Mira que tu rey viene hacia ti,
humilde y montado sobre un asna,
sobre la cría de un animal de carga».
Los discípulos fueron e hicieron lo que Jesús les había mandado; trajeron el asna y su cría, pusieron sus mantos sobre ellos y Jesús se montó.
Entonces la mayor parte de la gente comenzó a extender sus mantos sobre el camino, y otros cortaban ramas de los árboles y lo cubrían con ellas.
La multitud que iba delante de Jesús y la que lo seguía gritaba:
«¡Hosana al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Hosana en las alturas!».
Cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, y preguntaban: «¿Quién es este?".
Y la gente respondía:
«Es Jesús, el profeta de Nazaret en Galilea.»
Palabra del Señor.
MISA
La misa de este domingo incluye tres lecturas, cuya proclamación mucho se recomienda, a no ser que razones pastorales aconsejen lo contrario.
Teniendo en cuenta la importancia de la lectura de la Pasión del Señor, está permitido al sacerdote, en vista de las necesidades de cada comunidad, elegir una sola de las lecturas que preceden al Evangelio, o leer únicamente la historia de la Pasión, también en forma abreviada, si fuera necesario. Esto vale exclusivamente para las misas celebradas con el pueblo.
No retiré mi rostro cuando me ultrajaban,
pero sé muy bien que no seré defraudado
Lectura del libro del profeta Isaías 50, 4-7
El mismo Señor me ha dado
una lengua de discípulo,
para que yo sepa reconfortar al fatigado
con una palabra de aliento.
Cada mañana, Él despierta mi oído
para que yo escuche como un discípulo.
El Señor abrió mi oído
y yo no me resistí ni me volví atrás.
Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban
y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba;
no retiré mi rostro
cuando me ultrajaban y escupían.
Pero el Señor viene en mi ayuda:
por eso, no quedé confundido;
por eso, endurecí mi rostro como el pedernal,
y sé muy bien que no seré defraudado.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Los que me ven, se burlan de mí,
hacen una mueca y mueven la cabeza, diciendo:
«Confió en el Señor, que Él lo libre;
que lo salve, si lo quiere tanto.» R.
Me rodea una jauría de perros,
me asalta una banda de malhechores;
taladran mis manos y mis pies.
Yo puedo contar todos mis huesos. R.
Se reparten entre sí mi ropa
y sortean mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme. R.
Yo anunciaré tu Nombre a mis hermanos,
te alabaré en medio de la asamblea:
«Alábenlo, los que temen al Señor;
glorifíquenlo, descendientes de Jacob;
témanlo, descendientes de Israel.» R.
Se anonadó a sí mismo. Por eso, Dios lo exaltó
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos 2, 6-11
Jesucristo, que era de condición divina,
no consideró esta igualdad con Dios
como algo que debía guardar celosamente:
al contrario, se anonadó a sí mismo,
tomando la condición de servidor
y haciéndose semejante a los hombres.
Y presentándose con aspecto humano,
se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte
y muerte de cruz.
Por eso, Dios lo exaltó
y le dio el Nombre que está sobre todo nombre,
para que al nombre de Jesús,
se doble toda rodilla
en el cielo, en la tierra y en los abismos,
y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre:
«Jesucristo es el Señor.»
Palabra de Dios
VERSICULO ANTES DEL EVANGELIO Flp 2, 8-9
Cristo se humilló por nosotros
hasta aceptar por obediencia la muerte,
y muerte de cruz.
Por eso, Dios lo exaltó
y le dio el Nombre que está sobre todo nombre.
EVANGELIO
En los lugares en que pareciere oportuno, durante la lectura de la Pasión se pueden incorporar aclamaciones.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 26, 3-5. 14-27, 66
O bien más breve:
En los lugares en que pareciere oportuno, durente la lectura de la Pasión se pueden incorporar aclamaciones.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 27, 1-2. 11-54
¿Tú eres el rey de los judíos?
C. Después de ser arrestado, todos los Sumos Sacerdotes y ancianos del pueblo deliberaron sobre la manera de hacer ejecutar a Jesús. Después de haberlo atado, lo llevaron ante Pilato, el gobernador, y se lo entregaron. Jesús compareció ante el gobernador, y este le preguntó:
S. «¿Tú eres el rey de los judíos?»
C. El respondió:
+ «Tú lo dices.»
C. Al ser acusado por los sumos sacerdotes y los ancianos, no respondió nada. Pilato le dijo:
S. «¿No oyes todo lo que declaran contra ti?»
C. Jesús no respondió a ninguna de sus preguntas, y esto dejó muy admirado al gobernador. En cada Fiesta, el gobernador acostumbraba a poner en libertad a un preso, a elección del pueblo. Había entonces uno famoso, llamado Barrabás. Pilato preguntó al pueblo que estaba reunido:
S. «¿A quién quieren que ponga en libertad, a Barrabás o a Jesús, llamado el Mesías?»
C. El sabía bien que lo habían entregado por envidia. Mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir:
S. «No te mezcles en el asunto de ese justo, porque hoy, por su causa, tuve un sueño que me hizo sufrir mucho.»
C. Mientras tanto, los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la multitud que pidiera la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. Tomando de nuevo la palabra, el gobernador les preguntó:
S. «¿A cuál de los dos quieren que ponga en libertad?»
C. Ellos respondieron:
S. «A Barrabás.»
C. Pilato continuó:
S. «¿Y qué haré con Jesús, llamado el Mesías?»
C. Todos respondieron:
S. «¡Que sea crucificado!»
C. El insistió:
S. «¿Qué mal ha hecho?»
C. Pero ellos gritaban cada vez más fuerte:
S. «¡Que sea crucificado!»
C. Al ver que no se llegaba a nada, sino que aumentaba el tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo:
S. «Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes.»
C. Y todo el pueblo respondió:
S. «Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos.»
C. Entonces, Pilato puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado.
Salud, rey de los judíos
C. Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron a toda la guardia alrededor de él.
Entonces lo desvistieron y le pusieron un manto rojo.
Luego tejieron una corona de espinas y la colocaron sobre su cabeza,
pusieron una caña en su mano derecha y, doblando la rodilla delante de él,
se burlaban, diciendo:
S. «Salud, rey de los judíos.»
C. Y escupiéndolo, le quitaron la caña y con ella le golpeaban la cabeza. Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron de
nuevo sus vestiduras y lo llevaron a crucificar.
Fueron crucificados con Él dos bandidos
C. Al salir, se encontraron con un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota, que significa «lugar del Cráneo», le dieron de beber vino con hiel. El lo probó, pero no quiso tomarlo. Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron; y sentándose allí, se quedaron para custodiarlo. Colocaron sobre su cabeza una inscripción con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos.» Al mismo tiempo, fueron crucificados con Él dos bandidos, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz
C. Los que pasaban, lo insultaban y, moviendo la cabeza, decían:
S. «Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!»
C. De la misma manera, los sumos sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, se burlaban, diciendo:
S. «¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! Es rey de Israel: que baje ahora de la cruz y creeremos en él. Ha confiado en Dios; que él lo libre ahora si lo ama, ya que él dijo: "Yo soy Hijo de Dios".»
C. También lo insultaban los ladrones crucificados con Él.
Elí, Elí, ¿lemá sabactani?
C. Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron toda la región. Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz:
+ «Elí, Elí, lemá sabactani.»
C. Que significa:
+ «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»
C. Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron:
S. «Está llamando a Elías.» En seguida, uno de ellos corrió a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le dio de beber. Pero los otros le decían:
S. «Espera, veamos si Elías viene a salvarlo.»
C. Entonces Jesús, clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu.
Aquí todos se arrodillan, y se hace una breve pausa.
C. Inmediatamente, el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se partieron y las tumbas se abrieron. Muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron y, saliendo de las tumbas después que Jesús resucitó, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a mucha gente. El centurión y los hombres que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y todo lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron:
S. «¡Verdaderamente, este era Hijo de Dios!»
Palabra del Señor.
PERMANECEMOS EN EL TEXTO
Acercándose a Jerusalén, ¿adónde llegó Jesús con sus discípulos? ¿Para qué envió Jesús dos discípulos al pueblo? ¿Cómo debían justificar el "robo" de burros?
¿Por qué Jesús entró en Jerusalén montado sobre una burra?
Al entrar Jesús en Jerusalén, ¿qué hizo la gente? ¿qué gritaban?
¿Cómo reaccionó la ciudad? ¿Qué preguntaron? ¿Qué contestó la gente?
CLAVES DE LECTURA
Domingo de Ramos, comienzo de la Semana Santa. Semana diferente de las otras. Estamos frente al misterio más profundo de nuestra fe, frente a la suprema revelación del amor de Dios, que se ha manifestado en Jesús (Rom 8,38-39). En el Antiguo Testamento, en época de crisis, el pueblo volvía a meditar y a releer el Éxodo. En el Nuevo Testamento volvemos al éxodo representado en la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús. Para las Comunidades cristianas de todos los tiempos, la narración de la pasión, de la muerte y de la resurrección de Jesús es la fuente donde renovamos la fe la esperanza y el amor. Muchas veces, desde el Sermón de la Montaña (Mt 5-7), el Evangelio de Mateo afirmaba que el objetivo de la Nueva Ley es el amor y la misericordia (Mt 5,43-48;7,12; 9,13; 12,7; 22,34-40). Ahora en esta parte final de la pasión, muerte y resurrección, describe cómo Jesús practicó el amor, llevando a su cumplimiento la Ley (Mt 5,17).
En la Semana Santa, durante la lectura de la Pasión y Muerte de Jesús, no es conveniente una postura de análisis o de investigación racional. Conviene estar en silencio. Leer diversas veces el texto, teniendo como guía única los breves títulos, que tratan de ser una llave para ayudar a sentir el texto y a experimentar de nuevo el amor de Dios que se revela en los comportamientos de Jesús ante aquéllos que lo prenden, lo insultan, lo torturan y le dan muerte. En el curso de la lectura, no pensemos sólo en Jesús, sino también en los millones y millones de seres humanos que hoy están en las cárceles, torturados, insultados y asesinados.
El significado de la Muerte de Jesús: Sobre el Calvario estamos delante de un ser humano torturado y excluido de la sociedad, completamente solo, condenado como herético y subversivo por el tribunal civil, militar y religioso. A los pies de la cruz, las autoridades religiosas confirman por última vez que se trata verdaderamente de un rebelde que ha fallado, y lo reniegan públicamente (Mt 27,41-43). Y en esta hora de muerte renace un significado nuevo. La identidad de Jesús viene revelada por un pagano: “¡Verdaderamente éste era Hijo de Dios!” (Mt 27,54). Desde ahora en adelante, si tú quieres encontrar verdaderamente al Hijo de Dios no lo busques en lo alto, ni en el lejano cielo, ni en el Templo cuyo velo se rasgó, búscalo junto a ti, en el ser humano excluido, desfigurado, sin belleza. Búscalo en aquéllos que, como Jesús, dan la vida por sus hermanos. Es allí donde Dios se esconde y se revela, y es allí donde podemos encontrarlo. Allí se encuentra la imagen desfigurada de Dios, del Hijo de Dios, de los hijos de Dios. “¡No hay prueba de amor más grande que dar la vida por los hermanos!”
Fuente: ocarm.org
RECURSO AUDIVISUAL
Mt 26,14-27, 66. Dios crucificado es humilde y paciente, que respeta hasta el final la libertad del ser humano. Los cristianos seguimos celebrando al Dios crucificado, para no olvidar nunca el "amor loco" de Dios a la humanidad.
El Equipo Eucaristía y la Editorial Verbo Divino promueven "Quiero ver": una presentación diferente para cada domingo y festividades del año. https://verbodivino.es/Recursos/Video...
Hacemos silencio.... Nos preguntamos... ¿QUÉ ESPERA EL SEÑOR DE NOSOTROS?
¿Ocurre también en nuestros días que hoy se aclama "¡Hosana!", y mañana se grita: "¡Crucificalo!"? ¿Somos como veletas?
Violencia siempre engendra violencia. Al terminar la procesión del Domingo de Ramos es cuando realmente comienza nuestra tarea. Debemos llevar como un compromiso todo trabajo a favor de la paz.
¿Estamos dispuestos a desterrar la agresividad y los recursos a la violencia en todo momento y en todas las circunstancias?
¿Nos sumamos a los que aplauden la violencia?
¿Qué nos merecen las frecuentes escenas de violencia en la TV?
¿Cómo educamos a los niños en este aspecto?
¿Damos nuestro apoyo a todos aquellos que trabajan sinceramente por la paz?
LO QUE NOS ENSEÑA LA IGLESIA (PAPA, OBISPO Y PARROCO) (PENDIENTE DE ACTUALIZACIÓN)