CEC 448, 641-646: la aparición del Resucitado
CEC 1084-1089: la presencia santificante de Cristo resucitado en la Liturgia
CEC 2177-2178, 1342: la Eucaristía dominical
CEC 654-655, 1988: nuestro nacimiento a una vida nueva en la Resurrección de Cristo
CEC 926-984, 1441-1442: “Creo en el perdón de los pecados”
CEC 949-953, 1329, 1342, 2624, 2790: la comunión de los bienes espirituales
TEXTO BIBLICO
DOMINGO SEGUNDO DE PASCUA
Año "A"
Todos los creyentes se mantenían unidos
y ponían lo suyo en común
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2, 42-47
Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.
Un santo temor se apoderó de todos ellos, porque los Apóstoles realizaban muchos prodigios y signos. Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno.
Intimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 117, 2-4. 13-15. 22-24
R. ¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
O bien:
Aleluia.
Que lo diga el pueblo de Israel:
¡es eterno su amor!
Que lo diga la familia de Aarón:
íes eterno su amor!
Que lo digan los que temen al Señor:
¡es eterno su amor! R.
Me empujaron con violencia para derribarme,
pero el Señor vino en mi ayuda.
El Señor es mi fuerza y mi protección;
él fue mi salvación.
Un grito de alegría y de victoria
resuena en las carpas de los justos. R.
La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
Esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos.
Este es el día que hizo el Señor:
alegrémonos y regocijémonos en él. R.
Nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo,
a una esperanza viva
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 3-9
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva, a una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera, que ustedes tienen reservada en el cielo. Porque gracias a la fe, el poder de Dios los conserva para la salvación dispuesta a ser revelada en el momento final.
Por eso, ustedes se regocijan a pesar de las diversas pruebas que deben sufrir momentáneamente: así, la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego, y se convertirá en motivo de alabanza, de gloria y de honor el día de la Revelación de Jesucristo. Porque ustedes lo aman sin haberlo visto, y creyendo en él sin verlo todavía, se alegran con un gozo indecible y lleno de gloria, seguros de alcanzar el término de esa fe, que es la salvación.
Palabra de Dios.
ALELUIA Jn 20, 29
Aleluia.
Ahora crees, Tomás, porque me has visto.
¡Felices los que creen sin haber visto!, dice el Señor.
Aleluia.
EVANGELIO
Ocho días más tarde, apareció Jesús
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 20, 19-31
Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!»
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes.» Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: «Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan.»
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!»
El les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré.»
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!»
Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe.»
Tomás respondió: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!»
Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.
Palabra del Señor.
PERMANECEMOS EN EL TEXTO
¿Cuándo se presenta Jesús Resucitado a los discípulos?
¿Dónde estaban y cómo se encontraban los discípulos antes del encuentro con Jesús Resucitado?
¿Qué hizo y dijo Jesús al presentarse a sus discípulos? ¿Qué sintieron los discípulos al ver al Señor?
¿Con qué paabras Jesús entregó su misión a los discípulos? Al soplar sobre ellos, ¿qué dijo?
CLAVES DE LECTURA
a) Clave de lectura:
Estamos en el así llamado “libro de la resurrección” donde se narran, sin una continuidad lógica, diversos episodios que se refieren a Cristo Resucitado y los hechos que lo prueban. Estos hechos están colocados, en el IV Evangelio, en la mañana (20,1-18) y en la tarde del primer día después del sábado y ocho días después, en el mismo lugar y día de la semana. Nos encontramos de frente al acontecimiento más importante en la historia de la Humanidad, un acontecimiento que nos interpela personalmente. “Si Cristo no ha resucitado vana es nuestra predicación, y vana es también nuestra fe. y vosotros estáis aún en vuestros pecados” (1Cor 15,14.17) dice el apóstol Pablo, que no había conocido a Jesús antes de la Resurrección, pero que lo predicaba con toda su vida, lleno de celo. Jesús es el enviado del Padre. Él también nos envía. La disponibilidad de “andar” proviene de la profundidad de la fe que tenemos en el Resucitado. ¿Estamos preparado para aceptar Su “mandato” y a dar la vida por su Reino? Este pasaje no se refiere sólo a la fe de aquéllos que no han visto (testimonio de Tomás), sino también a la misión confiada por Cristo a la Iglesia.
b) Una posible división del texto para facilitar la lectura:
20,19-20: aparición a los apóstoles y muestra de las llagas
20,21-23: don del Espíritu para la misión
20,24-26: aparición particular para Tomás ocho días después
20,27-29: diálogo con Tomás
20,30-31: finalidad del evangelio según Juan
Fuente: ocarm.org
RECURSO AUDIVISUAL
Jn 20,19-31. Lo maravilloso ocurre en lo oculto delante de tus ojos, en lo imprevisible, en el momento más inoportuno o en el momento más inesperado. Y en medio, has de creer que todo sucederá. ¿Creerás aunque no veas grandes señales?
El Equipo Eucaristía y la Editorial Verbo Divino promueven "Quiero ver": una presentación diferente para cada domingo y festividades del año. https://verbodivino.es/Recursos/Video...
Hacemos silencio.... Nos preguntamos... ¿QUÉ ESPERA EL SEÑOR DE NOSOTROS?
¿Nuestro grupo / comunidad tiene "cerradas las puertas"? ¿Por qué? ¿A quiénes? ¿Al encuentro de quiénes tenemos que salir?
En los encuentros bíblicos, en nuestras celebraciones, en la Misa, en los encuentros de catequesis, en nuestra familia, en nuestro trabajo, ¿Jesucristo es el centro de todo?
¿Respetamos a nuestros pastores como los enviados por el mismo Cristo?
Nosotros, ¿Cómo debemos continuar con la misión de Cristo?
LO QUE NOS ENSEÑA LA IGLESIA (PAPA, OBISPO Y PARROCO) (PENDIENTE DE ACTUALIZACIÓN)