CALENDARIO Y REFERENCIAS
CEC 2634-2636: la oración de intercesión
CEC 2566-2567: la llamada universal a la oración
CEC 2761-2772: la oración del Señor, la síntesis de todo el Evangelio
CEC 2609-2610, 2613, 2777-2785: dirigirse a Dios con perseverancia y confianza filial
CEC 2654: lectio divina
CEC 537, 628, 1002, 1227: sepultados y resucitados en el Bautismo
TEXTO BIBLICO
DOMINGO DECIMOSÉPTIMO
Que mi Señor no me tome a mal si continúo insistiendo
Lectura del libro del Génesis 18, 20-21. 23-32
El Señor dijo: «El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave, que debo bajar a ver si sus acciones son realmente como el clamor que ha llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré».
Entonces Abraham se le acercó y le dijo: «¿Así que vas a exterminar al justo junto con el culpable? Tal vez haya en la ciudad cincuenta justos. ¿Y Tú vas a arrasar ese lugar, en vez de perdonarlo por amor a los cincuenta justos que hay en él? ¡Lejos de ti hacer semejante cosa! ¡Matar al justo juntamente con el culpable, haciendo que los dos corran la misma suerte! ¡Lejos de ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no va a hacer justicia?»
El Señor respondió: «Si encuentro cincuenta justos en la ciudad de Sodoma, perdonaré a todo ese lugar en atención a ellos».
Entonces Abraham dijo: «Yo, que no soy más que polvo y ceniza, tengo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Quizá falten cinco para que los justos lleguen a cincuenta. Por esos cinco ¿vas a destruir toda la ciudad?» «No la destruiré si encuentro allí cuarenta y cinco», respondió el Señor.
Pero Abraham volvió a insistir: «Quizá no sean más de cuarenta».
Y el Señor respondió: «No lo haré por amor a esos cuarenta».
«Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no lo tome a mal si continúo insistiendo. Quizá sean solamente treinta».
Y el Señor respondió: «No lo haré si encuentro allí a esos treinta».
Abraham insistió: «Una vez más, me tomo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Tal vez no sean más que veinte».
«No la destruiré en atención a esos veinte», declaró el Señor.
«Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no se enoje si hablo por última vez. Quizá sean solamente diez».
«En atención a esos diez, respondió, no la destruir».
Palabra de Dios.
SALMO Sal 137, 1-3. 6-7a. 7c-8
R. ¡Me escuchaste, Señor, cuando te invoqué!
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque has oído las palabras de mi boca,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo. R.
Y daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad,
porque tu promesa ha superado tu renombre.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma. R.
El Señor está en las alturas,
pero se fija en el humilde
y reconoce al orgulloso desde lejos.
Si camino entre peligros, me conservas la vida. R.
Tu derecha me salva.
El Señor lo hará todo por mí.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos! R.
Nos hizo revivir con Él,
perdonando todas nuestras faltas
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas 2, 12-14
Hermanos:
En el bautismo, ustedes fueron sepultados con Cristo, y con Él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos.
Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Cristo los hizo revivir con Él, perdonando todas nuestras faltas. Él canceló el acta de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas, y la hizo desaparecer clavándola en la cruz.
Palabra de Dios.
ALELUIA Rom 8, 15bc
Aleluia.
Han recibido el espíritu de hijos adoptivos,
que nos hace llamar a Dios «¡Abba!», es decir, Padre.
Aleluia.
EVANGELIO
Pidan y se les dará
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 11, 1-13
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo entonces: «Cuando oren, digan:
Padre, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino,
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos
a aquellos que nos ofenden;
y no nos dejes caer en la tentación».
Jesús agregó: «Supongamos que algunos de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: "Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle," y desde adentro él le responde: "No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos".
Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.
También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!»
Palabra del Señor.
PERMANECEMOS EN EL TEXTO
¿Qué le motivó a un discípulo de Jesús a pedirle que les enseñe a orar?
¿Qué oración les enseño Jesús a sus discípulos?
¿Qué diferencias tiene esta formulación con la del "Padre nuestro" que solemos rezar?
¿Qué nos quiere enseñar Jesús con la parábola del amigo insistente?
¿Qué nos enseña Jesús con la parábola del padre que da cosas buenas a su hijo?
¿Qué da el Padre celestial a aquellos que se lo piden?
CLAVES DE LECTURA
de los Manuscritos autobiográficos de Sta. Teresa del Niño Jesús y del Santo Rostro:
“Para mí la oración es un arranque del corazón, es una sencilla mirada dirigida hacia el cielo, es un grito de gratitud y de amor tanto en la prueba como en el gozo, en fin, es algo tan grande y sobrenatural que me ensancha el alma y me une a Jesús. No quisiera, sin embargo, Madre querida, hacerle creer que yo recite sin devoción las oraciones en común, en el coro o en las celdas. Al contrario, amo mucho la oración en común, porque Jesús ha prometido “encontrarse en medio de aquéllos que se reúnen en su nombre”; siento entonces que el fervor de mis hermanas suple al mío. Pero estando sola (siento vergüenza al confesarlo), el rezo del rosario me cuesta más que colocarme un instrumento de penitencia. ¡Siento que lo rezo tan mal! Tengo un buen propósito en meditar los misterios del rosario, no llego a fijar mi espíritu. Por mucho tiempo he estado triste por esta falta de devoción que me maravillaba, porque amo tanto a la Virgen Santa, tanto que me debiera ser fácil recitar en honor suyo las oraciones que le placen. Ahora me preocupa menos, pienso que la Reina del Cielo es mi madre, ve ciertamente mi buena voluntad y se contenta.
Alguna vez, si mi espíritu está en una aridez tan grande que me es imposible ni siquiera tener un pensamiento para unirme con el buen Dios, recito muy lentamente un “Padre Nuestro” y luego el saludo angélico; entonces estas oraciones me embelesan, nutren mi alma mucho más que si las hubiese recitado precipitadamente un centenar de veces”.
Fuente: ocarm.org
RECURSO AUDIVISUAL
HACEMOS SILENCIO.... ¿QUÉ ESPERA EL SEÑOR DE NOSOTROS?
¿Esta bien que cada uno reza personalmente, pero solo, a Dios?
El hecho de que rezamos "Padre nuestro", y no "Padre mío", ¿Qué importancia tiene para nuestra vida? ¿A qué nos compromete?
Una madre pidió insistentemente y con fe la salud para su hijo gravemente enfermo. Sin embargo, el niño murió. ¿Estamos convencidos de que Dios escucha toda oración confiada? ¿Cómo la escucha?
¿Vale la pena rezar? ¿Qué cambia la oración en nuestra vida?
LO QUE NOS ENSEÑA LA IGLESIA (PAPA, OBISPO Y PARROCO) (PENDIENTE DE ACTUALIZACIÓN)