CEC 1503-1505, 2616: Cristo, el médico CEC 543-550, 1151: los signos del Reino de Dios
CEC 224, 2637-2638: la acción de gracias
CEC 1010: el sentido cristiano de la muerte
TEXTO BIBLICO
TIEMPO DURANTE EL AÑO - "C"
DOMINGO VIGESIMOCTAVO
Volvió Naamán adonde estaba el hombre de Dios
y alabó al Señor
Lectura del segundo libro de los Reyes 5, 10. 14-17
El profeta Eliseo mandó un mensajero para que dijera a Naamán, el leproso: «Ve a bañarte siete veces en el Jordán; tu carne se restablecerá y quedarás limpio».
Naamán bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; así su carne se volvió como la de un muchacho joven y quedó limpio.
Luego volvió con toda su comitiva adonde estaba el hombre de Dios. Al llegar, se presentó delante de él y le dijo: «Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra, a no ser en Israel. Acepta, te lo ruego, un presente de tu servidor». Pero Eliseo replicó: «Por la vida del Señor, a quien sirvo, no aceptaré nada». Naamán le insistió para que aceptara, pero él se negó. Naamán dijo entonces: «De acuerdo; pero permite al menos que le den a tu servidor un poco de esta tierra, la carga de dos mulas, porque tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses, fuera del Señor».
Palabra de Dios.
SALMO Sal 97, 1-4
R. El Señor manifestó su victoria.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque Él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria. R.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos. R.
Si somos constantes, reinaremos con Cristo
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 2, 8-13
Querido hermano:
Acuérdate de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos y es descendiente de David. Ésta es la Buena Noticia que yo predico, por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor. Pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna.
Esta doctrina es digna de fe:
Si hemos muerto con Él, viviremos con Él.
Si somos constantes, reinaremos con Él.
Si renegamos de Él, Él también renegará de nosotros.
Si somos infieles, Él es fiel,
porque no puede renegar de sí mismo.
Palabra de Dios.
ALELUIA 1Tes 5, 18
Aleluia.
Den gracias a Dios en toda ocasión:
esto es lo que Dios quiere de todos ustedes,
en Cristo Jesús.
Aleluia.
EVANGELIO
Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 17, 11-19
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, e salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!»
Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes». Y en el camino quedaron purificados.
Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.
Jesús le dijo entonces: «¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?» Y agregó: «Levántate y vete, tu fe te ha salvado».
Palabra del Señor.
PERMANECEMOS EN EL TEXTO
¿Hacía dónde se dirigía Jesús? ¿Qué región atravesaba?
Al entrar en un pueblo, ¿Quiénes le salieron al encuentro? ¿Qué le pidieron a Jesús? ¿Cómo lo hicieron? ¿Cómo lo llaman a Jesús?
¿Qué les manda Jesús a los leprosos? ¿Jesús cura a los leprosos en el acto? ¿Cuándo quedaron "purificados"?
¿Qué hizo uno de ellos al comprobar que estaba curado?
¿Qué hizo delante de Jesús? ¿Pertenecía al pueblo de Dios? ¿Qué le dijo al final Jesús?
¿Qué hicieron los otros nueve? ¿Ellos pertenecían al pueblo de Dios?
CLAVES DE LECTURA
a) Clave de lectura: Este pasaje coloca nuestros pasos en la tercera etapa del camino de Jesús hacia Jerusalén. La meta está cerca y el maestro llama con más intensidad aún a sus discípulos, es decir a nosotros, a que le sigamos hasta entrar con El en la ciudad santa, en el misterio de la salvación, del amor. El paso se da sólo mediante la fe, alimentada por una intensa, incesante, insistente y confiada oración. Lo vemos recorriendo los capítulos que preceden y siguen este relato (17, 6; 17, 19; 18, 7-8; 18, 42). Estas palabras nos invitan a identificarnos con los leprosos, que se hacen niños (cf. Lc 18, 15-17) y con el rico que se convierte y acoge la salvación en su casa (Lc 18, 18 ss.); si las acogemos verdaderamente y las guardamos para ponerlas en práctica, podremos por fin llegar nosotros también a Jericó (19, 1) y desde allí empezar a subir con Jesús (19, 28), hasta el abrazo gozoso con el Padre.
b) Una división del texto para ayudar en su lectura:
v. 11: Jesús camina y atraviesa Samaria y Galilea; se acerca lentamente a Jerusalén, visita todo, no deja nada sin visitar, no deja nada no tocado por su mirada de amor y de misericordia.
vv. 12-14a: Jesús entra en una aldea, que no tiene nombre, porque es el lugar, es la vida de todos y aquí encuentra a diez leprosos, hombres enfermos, ya tocados por la muerte, excluidos y lejanos, marginados y despreciados. Inmediatamente acoge su oración, que es un clamor que brota del corazón y los invita a que entren en Jerusalén, a que no se queden lejos, sino a que alcancen el corazón de la Ciudad santa, el templo, a los sacerdotes. Los invita a que vuelvan a la casa del Padre.
v. 14b: En el momento mismo en que empieza el santo viaje hacia Jerusalén, los diez leprosos son sanados, se convierten en hombres nuevos.
vv. 15-16: Pero uno solamente vuelve atrás para dar gracias a Jesús: parece casi verlo correr y saltar con gozo. Alaba a Dios a gran voz, se postra en adoración y hace eucaristía.
vv. 17-19: Jesús constata que de los diez solamente uno ha vuelto, un samaritano, uno que no pertenecía al pueblo elegido: la salvación es para todos, también para los lejanos, los extranjeros. Nadie es excluido del amor del Padre, que salva gracias a la fe.
Fuente: ocarm.org
RECURSO AUDIVISUAL
HACEMOS SILENCIO.... ¿QUÉ ESPERA EL SEÑOR DE NOSOTROS?
La oración de gratitud más hermosa de todas es la Santa Misa, celebración del paso de la muerte a la Vida Nueva en Cristo. "Eucaristía" significa justamente "acción de gracias". ¿Es nuestra misa dominical una oración agradecida, alegre, participada?
¿Se repite entre nosotros la historia de que los alejados de la Iglesia, de los cuales menos se lo espera, son los más agradecidos?
En la Iglesia buscamos solamente la salud del cuerpo, o queremos de verdad y ante todo crecer espiritualmente? ¿En qué se manifiesta lo uno y lo otro?
¿En nuestro alrededor hay "leprosos", es decir considerados "impuros", expulsados, marginados de la comunidad? ¿Qué haremos para ayudar a reintegrarlos?
LO QUE NOS ENSEÑA LA IGLESIA (PAPA, OBISPO Y PARROCO) (PENDIENTE DE ACTUALIZACIÓN)